Los restos trágicos del smartphone

“Antes de usar un iPhone, hay que ser conscientes de la sangre y sudor que chorrea”, Pung Ngai. 

J.L. Torremocha Martín

La sociedad asume que los ritmos de la vida los marca el smartphone. La globalización impuso la conectividad, la unión a las redes, sobreinformación y desinformación para personas de todas las  edades y condición. Las administraciones públicas y empresas hicieron lo demás. Quienes habitan los países enriquecidos y empobrecidos en la actualidad, si no cuentan con dispositivos que se conecten a Internet: se quedan atrás. 

Los cantos de sirena amplificados por el marketing y la moda – dictados por la sociedad de consumo – generan la necesidad de cambiar de móvil como de chaqueta. Llegado a este punto, si la ropa que se vende de las grandes marcas lleva los restos de los sepultados en Rana Plaza: la adquisición de los bienes que sirven como herramientas de trabajo unos ratos y otros para el ocio tienen tras de sí historias de explotación laboral y muerte.
Reflexión que brilla por su ausencia entre los habitantes del mundo enriquecido cada vez que adquieren el dispositivo de turno.

Pun Ngai, Jenny Chan y Mark Selden relatan en Morir por un iPhone hechos tan oscuros como desconocidos que afectan a millones de trabajadores de la multinacional Foxconn. 
La ola de suicidios de quienes trabajaban en las fábricas de este gigante en 2010 apenas generó titulares y no abrió los informativos del planeta. Dicho año, algunos ejecutivos dejaron caer la idea que en la década de los 30 unas pocas compañías dominarían el mercado mundial: “Todo será hecho en Foxconn y vendido en Walmart”, pronosticaron (1). Los costes humanos quedan en otro plano oculto.
Pues como afirma el CEO de Foxconn, Terry Gou: “Crecimiento, tu nombre es sufrir. La ejecución es la integración de velocidad, exactitud precisión. Fuera del laboratorio, no hay tecnología, sólo la aplicación de la disciplina” (2).  

Desconocemos si los augurios de las multinacionales tecnológicas se cumplirán, pero nadie duda que tales suposiciones si se materializan será gracias a las fábricas situadas en la República Popular China. La atracción de capital de la potencia asiática, tanto doméstica como foránea, se vincula a la mano de obra barata y disciplina laboral de sus habitantes. El éxito de los capitalistas chinos sin duda ha sido mantenerla durante décadas al tiempo que se producía un elevado crecimiento en un periodo de tiempo muy reducido.
Hipótesis desarrollada en Morir por un iPhone, y en la que la gestión de los flujos migratorios aplicados desde los mandatos de Deng Xioping tiene mucho que ver. Durante los inicios del camino chino a la economía de mercado se otorgaron a migrantes rurales permisos para conservar lotes de tierra, con el fin de ser cultivados por sus familiares durante los años de ausencia en la ciudad (3). 

La vinculación del Estado chino con el capital global incorporó a esta población porque cobra salarios más bajos y se adaptaron a lo que el mercado precisaba. Ello ha desplazado a la clase obrera urbana, antaño  aclamada como “la fuerza dirigente de la sociedad” y hoy denigrada al considerarse “inflexible” e “improductiva”.

¿Por qué China?

Apple contribuye a la expansión del mercado chino al producir dispositivos a alta calidad a precios competitivos. El mercado de la multinacional en la China continental, Hong Kong, y Taiwán es el tercero de la compañía, sólo superado por EEUU y Europa (5). Además  los ingresos de la región Asia-Pacífico superan a los de Europa.
Objetivos tan ambiciosos se cumplen gracias a Foxconn y la implementación que ha hecho ésta de la política de las “8S” (6). La cual se basado en el método gerencial japonés de las “5S”  que con el fin de exprimir al máximo a la fuerza laboral -mejora de la eficiencia y desempeño organizativo –  hace referencia a las siguientes palabras: Seiri (tipo), Seiton (poner en orden), Seiso (limpieza), Seiketsu (estandarización de los procedimientos de las primeras “3S”) y Shitsuke (mantener los esfuerzos de Seiri, Seiton, Seiso y Seiketsu). El método chino agrega tres eses más: Safety (seguridad del trabajo), Saving (ahorro) y Security (seguridad de las instalaciones).

Los beneficios pasan por que Foxconn controle la postura corporal de los empleados, a quienes prohíbe charlar o reír, o censura que inviertan en el baño más tiempo del que se les ha sido asignado. Apretar mal los tornillos de un dispositivo es penalizado con castigos como escribir 300 veces citas del CEO, y no cumplir con los objetivos marcados por el capataz tiene como consecuencias la lectura de un documento ‘autocrítico’ por parte de las personas empleadas ante cientos de sus compañeros de desempeño (7).

Las labores de comité de empresa ante esta situación se basan en promover actividades de ocio, las cuales nada tienen que ver con la protección de los trabajadores, ni abordan las causas de los problemas, que entre otras cosas han sido detonantes de una oleada de suicidios en Foxconn. Empresa que se ha servido de menores de edad para producir objetos de venta a Nintendo, compañía japonesa que se escandalizó cuando este hecho se hizo público, pero que siguió sin revisar los pedidos pasada la ola de indignación (8). En el caso del maltrato a los trabajadores estudiantes, cabe reseñar que este lamentable hecho lo avalan escuelas y autoridades chinas que sirven no a su ciudadanía, y sí a las multinacionales que operan en China (9).  

Los derechos fundamentales de este sector son sacrificados, y las expectativas con las que las personas jóvenes aguantan lo insoportable para sumar competencias profesionales y así hacer carrera en estas empresas… resultan irrealizables (10). En pro de la competencia que mantienen las localidades chinas con el fin de atraer inversiones extranjeras se flexibilizan las leyes del trabajo chinas (11). A lo que hay que sumar  la opacidad existente sobre las huelgas en el país, donde el derecho a huelga no está garantizado (12).

La irresponsabilidad social corporativa

Pun Ngai, Jenny Chan y Mark Selden ofrecen numerosos ejemplos de lo evidente: la anteposición del crecimiento económico, del beneficio de políticos y de los empresarios a la situación de los trabajadores en esta fábricas. Estos últimos además resultan fácilmente prescindibles pasado un tiempo. Las presiones de aquellos clientes corporativos de Foxconn para cubrir objetivos empresariales recaen sobre los empleados a coste del deterioro de su salud  e inseguridad. Ya que reducir los costos y tiempos de producción ha favorecido que Apple y sus proveedores como Foxconn, Pegatron y Wintek, obtengan inmensas ganancias (13).

La presunta responsabilidad corporativa a la que quieren aproximarse las compañías en sus manuales no recogen lo obvio: garantizar la salud laboral choca con la manera de obtener enormes beneficios. El ‘triángulo de hierro’ que forman productos con precios por unidad lo más bajos posibles, de alta calidad y con los más veloces tiempos de entrega desmonta cualquier idea planteada en la RSC (14). La acción de la industria electrónica en China perjudica también a quienes no trabajan en ella. Según han afirmado los residentes del gran Delta de Shanghai “nuestra generación hoy bebe agua contaminada, la siguiente beberá agua envenenada” (15).

En definitiva, el libro de Pun Ngai, Jenny Chan y Mark Selden  pone el foco en el análisis de la lucha obrera en este siglo. Los autores abogan por el crecimiento de una nueva clase trabajadora que busca su lugar en la nueva política económica, así como desmontar que los problemas laborales son ajustes técnicos fruto de la acelerada industrialización y urbanización (16). Morir por un iPhone.

REFERENCIAS:

(1) Balfour, F., & Culpan, T. (2010). Everything is made by Foxconn in future evoked by Gou’s empire. Bloomberg Business Week.
https://www.bloomberg.com/news/articles/2010-09-09/everything-is-made-by-foxconn-in-future-evoked-by-terry-gou-s-china-empire#xj4y7vzkg

(2) Zhang Dianwen. 2008. Jiema Gou Taiming Yulu (Decoding Terry Gou’s quotations). Taipei: Tianxia Wenhua, pp 3, 29, 44.

(3) Ngai, P., Chan, J; Selden, M. (2017) Morir por un iPhone. Editorial Descontrol. Barcelona. P.71.

(4) Ibid, pp. 257-258.

(5) Ibid, p.84.

(6) Ibid, p.105.

(7) Ibid, p.106.

(8) Ibid, p.150.

(9) Ibid, p.155.

(10) Ibid, p.173.

(11) Ibid, p.209.

(12) Ibid, p..232.

(13) Ibid, pp.197-198.

(14) Ibid, p.171.

(15) Citado en Friends of Nature, The Institute of Public and Environmental Affairs, Green Beagle, Envirofriends and Green Stone Environmental Action Network, 31 August 2011, “The Other Side of Apple II: Pollution Spreads thought Apple’s Supply China”, p.13.

(16) Ngai, P., Chan, J; Selden, M. (2017) Morir por un iPhone. Editorial Descontrol. Barcelona. P.264.

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